24.1.06

No sé

Capra, no el cineasta sino Fritjof, el físico —y guionista de Mindwalk—, ¿estará de plácemes con esta obra?; ¿podría haberse titulado igual que su libro, el estrambótico El tao de la física? Una película, acaso no tan científica como pretende, mística quizás, para vivir, pensar, desatinarse, volver a pensar en lo que ha de ser vivido y preguntarse cómo ha de lograrse tal cosa.
Lo que sucede en la mente es lo que sucede (o, como ha dicho recientemente Gerald Edelman, cuando el cerebro no está, tú no estás). Un solo hombre está simultáneamente en dos realidades diferentes; diversas acciones consuetudinarias generan sinapsis únicas, colapsando —o ampliando—, así, la realidad. Los acontecimientos intelectuales, resumo, modifican, pueden modificar, el entorno.
La película es vertiginosa, anfibia entre el documental y el cine de ficción, desparpajado aquél, éste solemne y soso, entre la animación y la entrevista woodyallenal, y deja saber que ciertamente la realidad persiste en su terca, monótona forma de establecer conexiones y que, así como la física cuántica, nuestro destino es de posibilidades.
What the #$*! Do We (K)now!? No lo sé. ¿Que en realidad usted no está aquí?
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